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7.2. Etapas del tratamiento

 

 

El tratamiento de un paciente adicto consta, a grandes rasgos, de tres fases:

  1. Desintoxicación: paliación del daño físico, oferta de alternativas y de recursos, e intervenciones inmediatas.
  2. Deshabituación: toma de conciencia, acercamiento a recursos específicos, intervención ante los efectos negativos tanto físicos, psíquicos y sociales.
  3. Reinserción: integración del usuario en el entramado social normalizado y mantenimiento del usuario dentro de dicho entramado, considerando que en ocasiones puede retroceder y es necesario intervenir nuevamente.

 

La división en etapas del Método de Tratamiento Aeda contempla estas 3 etapas, pero también añade algunos momentos extra a lo largo del proceso, quedando establecido como sigue.

 

 

7.2.1. PRIMERAS ENTREVISTAS

 

La llegada del paciente ante el equipo técnico puede tener orígenes diversos, sin embargo, desde un punto de vista técnico no resulta trascendente quién vaya a hacer la primera entrevista. Cualquier miembro del equipo debe poder efectuarla, pero siempre es importante desarrollar una actitud terapéutica de escucha, respeto, comprensión, seguridad y firmeza.

Estas primeras entrevistas constituyen un momento importante en el que se debe de considerar qué tipo de paciente vamos a atender y que cuál es su tipo de adicción. Se trata de una persona que durante mucho tiempo ha ocultado o negado su dependencia, ha intentado minimizar sus efectos o, tal vez, está indeciso y, ahora, va a entrar en un proceso de toma de consciencia de su adicción. Tal vez su familia le haya justificado en muchas de sus actuaciones, tal vez no hayan podido o sabido reconocer su problema y probablemente aparecerán nuevos obstáculos a lo largo del tratamiento. De cualquier manera, comienza un arduo camino que va a exigir lo mejor de cada profesional.

Determinemos, en primer lugar, en qué estadio se encuentra el paciente en base a su motivación para el cambio:

  1. Estadio Pre-contemplativo (Pre-consciencia): no hay conducta adictiva o la hay muy débil, tampoco la conducta y estilo de vida adictivos representan un problema, considera solamente los aspectos reforzantes y gratificantes más intensos e importantes que los negativos. No existe autocrítica ni autoevaluación. Acuden presionados y si desaparece presión desaparecen ellos. No se contempla, pues, seriamente el cambio, pudiendo estar en esta indecisión un cierto tiempo (aproximadamente hacia seis meses), estando a la defensiva con resistencias más o menos fuertes.
  2. Estadio contemplativo (Consciencia): Se da cuenta de que existe un problema, dudando acerca de si dejar de consumir o reducir consumo, no ha desarrollado decisión, compromiso firme, no se ha planteado firmemente cambiar el estilo de vida siendo consciente de las consecuencias negativas de su conducta adictiva. Positivo y negativo en cuanto a planteamientos se han estabilizado. Reflexiona seriamente durante más tiempo, con muchas menos resistencias, pero todavía ambivalentes. Siguen desojando la margarita cognitiva. Es decir, siguen su labor reflexiva, pero sin pasar a la acción práctica.
  3. Estadio de preparación para la acción (desiderativo): intentan tomar decisiones de dejar de consumir, pero no están nada seguros de conseguirlo. Aparecen, pues, criterios intencionales y posibles nuevas conductas junto con posibles disminuciones del consumo y la aceptación de ciertas reglas. Están comenzando a prepararse para la acción, pudiendo producirse progresivamente el proceso rehabilitador.
  4. Estadio de acción: el paciente cambia de conductas observables y no observables, igual que sus pensamientos y condiciones ambientales. Demuestran conductualmente una disminución de conductas de consumo y de creencias y valores respecto de este mundo. Puede consolidarse un compromiso importante apareciendo fases de abstinencia y conductas más saludables.
  5. Estadio de Mantenimiento (Deshabituación): la conducta adictiva ya no se produce, se consolida el proceso rehabilitador. Conserva y consolida logros conseguidos, también estilos de vida.
  6. Estadio de Rehabilitación: se ha producido la extinción de la conducta adictiva y mantiene nuevos patrones conductuales.
  7. Estadio de recaída: se ha producido algún fallo en alguna estrategia de estabilización y mantenimiento. Es importante superar posibles sentimientos de fracaso, culpa y frustración (en el supuesto de que no haya sido consciente y planificada). Puede verse afectado el sentido de eficacia personal, autoestima. Interesa la participación y el aprendizaje de un programa de Prevención de Recaídas.

 

Una vez identificado el estadio en el que se encuentra el paciente, hemos de prestar atención al tipo de demanda que suelen realizar tanto los pacientes como sus familias:

  • Demandas caracterizadas por la urgencia y ansiedad que presionan para que un hábito crónico sea solucionado rápidamente.
  • Demanda de tratamiento basada en el miedo a que los familiares o la pareja le abandonen.
  • Demandas de tratamiento confusas puesto que el paciente no reconoce tener una adicción, le quita importancia, se encuentra ambivalente ante el consumo, culpa a los demás de su problema (actitud proyectiva), oculta los hechos que no encajan con su versión, etc.
  • Demandas de tratamiento realizadas por motivos secundarios, relacionados con la medicación, con temas judiciales o laborales, etc.

 

Teniendo en cuenta esto, es importante que el terapeuta sepa actuar sin aceptar imposiciones, ni urgencias, teniendo en cuenta que apresurarse implicará grandes fracasos con gran probabilidad. El paciente adicto suele autoengañarse y justificase, llegando incluso al extremo de abandonar el consumo por un cierto tiempo para demostrar su capacidad de control.

 

Por lo tanto, las recomendaciones para que el terapeuta comience el tratamiento son las siguientes:

  • Acercarse progresivamente al objetivo de abstinencia.
  • Establecer una relación de mutuo respeto y escucha, una relación empática tanto con el paciente como con sus familiares.
  • Motivar al paciente y determinar objetivos de cambio para el tratamiento.
  • No moralizar ni juzgar durante la intervención, sino acompañarle y orientarle.
  • No emplear conceptos absolutos, sino concretos y claros. No etiquetarle.
  • Fomentar la responsabilidad con el tratamiento en el paciente respetando el contrato terapéutico.
  • Informar objetivamente del plan terapéutico.
  • Establecer el contrato terapéutico que especifica responsabilidades y exigencias de todas las partes.
  • En función de la evolución del caso se procederá al alta terapéutica o serán fijados otros criterios consensuados entre el equipo técnico y el paciente.

 

Instrumentos para establecer un criterio diagnóstico

  • SECAD: Hoja de notificación individual de admisión a tratamiento por drogodependencias perteneciente al sistema autonómico de información sobre Toxicomanías. Contempla: datos personales, sustancias consumidas, tiempos de consumo, antecedentes, motivos, plan de tratamiento, etc.
  • HISTORIA CLÍNICA: Valora y examina parcelas de la vida del paciente que pueden ser significativas en relación con la conducta adictiva. Destacan, entre otros puntos, los datos biográficos, socioeconómicos, los antecedentes personales y familiares, la pato-biografía, el análisis toxicológico, el análisis funcional de la conducta adictiva, la historia toxicológica y las exploraciones, etc. Fundamentalmente va a tener un carácter interdisciplinar.
  • B. A  CUSTIONARIO BREVE PARA ALCOHOLICOS. Autor: W. FEUERLEIN. 1975. Cuestionario cerrado (22 ítems). Autoadministrable. Diagnóstico psicosocial del alcoholismo.
  • A.G.E. Autor EWING – ROUSE. 1970. Valiaddo por MAYFELD y colbs. (1974). Cuestionario cerrado (4 ítems). Autoadministrable. Diagnóstico psicosocial del alcoholismo. Validación positiva. Alta sensibilidad y especificidad.
  • A.L.T. Autor: W. Feuerlein y cols. 1977. Cuestionario cerrado. Dos formas MALTO (Objetiva). 7 ítems. Valorada por el médico.
  • MALTS (Subjetiva). 26 ítems. Auto-aplicada. Diagnóstico biopsicosocial del alcoholismo. Validado positivamente. Alta sensibilidad y especificidad. Poder predictivo positivo.
  • S.M. V, es la clasificación diagnóstica de la Asociación psiquiátrica americana. 1995.
  • CUESTIONARIO DE CONDUCTA ALCOHOLOMANA. Autores: F. Freixa; L. Bach y cols. 1975. Rasgos típicos de la incipiente conducta alcohólica, problemas laborales y familiares. Incluye ítems específicos de la conducta alcohólica en la mujer. 49 ítems.

 

La intervención se centrará fundamentalmente en la estructura interna del paciente (pensamientos, emociones, comportamientos, etc.), en la estructura familiar y de pareja y en lo grupal como representación de lo social.

Se preocupará por conseguir una adaptación del individuo a un estado físico y psíquico sin consumo, en abstinencia; abandonando progresivamente los hábitos asociados a él y sustituyéndolos por otros en dónde realmente sí tenga libertad de decisión y actuación, frutos de una nueva forma de vida más autónoma e independiente.

 

Objetivos generales

  • Conciencia de enfermedad (dependencia)
  • Aceptación del programa terapéutico

 

Objetivos específicos

  • Aceptación de la intervención interdisciplinar.
  • Aceptación y firma de contrato terapéutico por paciente y familia.
  • Reconstrucción de un nuevo estilo de vida deteriorado por el consumo alcohólico.
  • Aprendizaje de nuevas habilidades cognitivas: capacidad de observación, analítica, resolución de conflictos y toma de decisiones.
  • Aprendizaje de habilidades interactivas-relacionales.

 

 

 

7.2.2. ETAPA DE ACOGIDA

Duración aproximada: 1-2 meses

 

Objetivo general

Tomar distancia del ambiente y la cultura que haya favorecido la conducta adictiva

 

Objetivos específicos

  1. Limitar la exposición a estímulos asociados a la conducta adictiva
  2. Fomentar hábitos de vida saludable y socialmente responsables
  3. Desarrollar un sentido de pertenencia a grupo dentro de una dinámica de autoayuda
  4. Implicar al núcleo familiar como coterapeuta en el proceso del paciente

 

Actividades

  1. Para usuarios
  • Grupo de psicoterapia, 1 por semana
  • Seminario formativo-informativo/Taller, 1 por semana, con los siguientes temas, sin carácter exclusivo ni excluyente: autoayuda y confrontación, normas y responsabilidades, proceso en Aeda, comunicación, ansiedad, enfermedades infectocontagiosas, habilidades sociales
  • Sesiones individuales de proceso, mínimo 1 y tantos extraordinarios como necesite
  • Intervenciones terapéuticas específicas
  • Actividades deportivas/culturales, quincenalmente
  • Europasi, a los 15-30 días de entrada a grupo
  • Test Millon, idéntica calendarización
  • Entrevista abierta, idem
  • Historia Psicosocial, Idem
  • Contrato y firma del mismo, a los 15 días de entrar a grupo
  • Grupo unifamiliar, uno como mínimo antes de cambiar de nivel y tantos extraordinarios como se precisen.
  • Convivencia de “La Responsabilidad”
  1. Para familias
  • Grupo de seguimiento, 1 vez por semana
  • Grupo de psicoterapia, 1 vez por semana
  • Seminarios, uno al mes (proceso en Aeda, normas y responsabilidades, comunicación, etc.)
  • Grupo unifamiliar, uno como mínimo antes de cambiar de nivel y tantos extraordinarios como se precisen
  • Contrato y firma del mismo, a los 15 días de entrar a grupo
  • Coloquios familiares, como mínimo 1, y tantos como se precisen según las necesidades

 

Itinerario

Una vez que el usuario finaliza el procedimiento de ingreso accede al Fase de Acogida, integrándose en las actividades grupales de dicho nivel.

Es responsabilidad del Terapeuta informar al usuario y a su familia en el día de su incorporación de los horarios, actividades, así como presentarle al equipo terapéutico y a los otros usuarios.

En el ingreso, el Terapeuta le entrega al usuario las normas, límites y responsabilidades del Fase de Acogida.

El terapeuta de Fase de Acogida es responsable de presentar al usuario y a su familia al Coordinador del programa.

 

Contrato

Antes de pasados quince días de su incorporación, el Terapeuta firmará con el usuario y la persona de seguimiento el contrato terapéutico.  Cuando se firma el contrato se debe autorizar el uso de datos, a través del formulario, que se adjunta al contrato.

 

Estudio del caso

Entre los quince y treinta primeros días desde su incorporación, se deberá realizar al usuario: el Europasi, test Millon (test validado) y la entrevista abierta. La realización es responsabilidad del Terapeuta asignado en la reunión de Equipo.

Con la información recogida con estos tres instrumentos, el Terapeuta asignado realiza la Historia Psicosocial, antes de pasada una semana.

El Terapeuta asignado pasa los resultados del Europasi a la base de datos Aeda FUTURA, antes de pasada una semana desde la realización del test.

Es responsabilidad del Terapeuta del Fase de Acogida velar por que los Europasi y demás instrumentos estén al día, así como transmitir en la reunión de equipo los próximos usuarios a los que se les debe realizar los test.

Mensualmente, el Coordinador de Comunidad terapéutica comprueba que los Europasi y demás instrumentos están al día, reflejándose en el acta de reunión de Equipo. Los test que falten por realizar son planificados por el Coordinador, asignando responsable y plazo (que no podrá exceder de una semana).

 

Coloquios individuales

El Terapeuta de la Fase de Acogida es responsable de llevar a cabo los coloquios individuales que el usuario necesite, con el objetivo de profundizar sobre sus dificultades y necesidades.

Como mínimo realizará un coloquio en la Fase de Acogida, y tantos extraordinarios como requiera el usuario.

Los coloquios pueden ser a propuesta del Terapeuta o a petición del usuario.

El terapeuta planifica los coloquios de común acuerdo con el usuario, estableciendo día y hora.

Los coloquios los registra en la hoja de proceso del usuario.

 

Intervenciones

Cuando el Terapeuta de la Fase de Acogida estima oportuno la realización de una intervención, la lleva a cabo con el usuario, dejando constancia en la hoja de proceso del usuario.

Las reflexiones o similar que el usuario realiza y documenta, son analizadas y guardadas por el Terapeuta de la Fase de Acogida.

Dentro de las intervenciones el Terapeuta de la Fase de Acogida realizará cuantos coloquios de reflexión sean necesarios. Como mínimo hará uno al inicio de la intervención y uno al final.

 

Actividades grupales

  • Grupos de psicoterapia.
  • Seminarios / Talleres.
  • Grupos unifamiliares.
  • Salidas deportivas, culturales y lúdicas.

 

Actividades con la familia

Las actividades con las familias de los usuarios de las fases de acogida son las siguientes:

  • Grupos de seguimiento (2 veces a la semana) El grupo de seguimiento queda registrado en el LIBRETA DE SEGUIMIENTO, por parte del Terapeuta que realiza el grupo. El Terapeuta de nivel o la persona que designe entregará semanalmente a la familia el formulario para su cumplimentación.
  • Grupos de psicoterapia (1 vez a la semana)
  • Seminarios y talleres con carácter quincenal.

 

El grupo de psicoterapia es realizado por la persona designada en la reunión de Coordinadores, a propuesta del Equipo de Comunidad terapéutica. El registro de la psicoterapia es de asistencia.

El terapeuta de familias o en su defecto el terapeuta de la Fase de Acogida es responsable de informar a las familias sobre la fecha de realización de los seminarios a los que deban asistir, con la suficiente antelación (mínimo dos días antes).

Es responsabilidad del Terapeuta del Fase de Acogida o del Terapeuta de Familia (según se decida en la reunión de Equipo) realizar los coloquios con la familia, dejando constancia en la Hoja de Proceso. Como mínimo deberá hacer uno en el Fase de Acogida y tantos como sean necesarios a propuesta del Terapeuta o petición de la familia.

 

 

 

7.2.3. FASE COGNITIVO CONDUCTUAL DE LA ETAPA DE TRATAMIENTO Y DESHABITUACIÓN

Duración aproximada: 2 meses

 

Objetivo general

Facilitar y promover el proceso personal de motivación para el cambio de los usuarios y usuarias.

 

Objetivos específicos

  1. Tomar conciencia de que el problema no es sólo la adicción, sino que se sitúa en la persona y en su posibilidad de cambio.
  2. Propiciar el restablecimiento de las relaciones familiares mediante hábitos de comunicación
  3. Iniciar relaciones con personas que no estén vinculadas al ambiente de consumo de drogas.
  4. Conocer los recursos y alternativas deportivas, lúdicas y culturales de su entorno e integrarse en aquellas que le interese.
  5. Fomentar una reestructuración a nivel cognitivo
  6. Fomentar el desarrollo de las capacidades y recursos personales tales como, habilidades sociales, resolución de conflictos, control emocional, etc.

 

Actividades

  1. Para usuarios
  • Contrato y firma del mismo en los 5 días al cambio de nivel
  • Grupo de psicoterapia, como mínimo 3 veces por semana
  • Grupo de Encuentro, al menos una vez por semana
  • Seminario formativo-informativo/taller, una vez por semana, por ejemplo, sin carácter exclusivo ni excluyente: Proceso en Aeda, Pensamientos irracionales, autoestima I y II, Sentido de las programaciones de fin de semana, Sexo más seguro, habilidades sociales, etc.
  • Convivencias de la honestidad y de la familia
  • Anamnesis personal
  • Grupo unifamiliar, uno como mínimo antes de cambiar de nivel y tantos extraordinarios como se precisen.
  • Coloquios individuales de proceso, mínimo 1 y tantos extraordinarios como necesite
  • Intervenciones terapéuticas específicas, según necesidades del usuario
  • Actividad deportiva/cultural, quincenalmente
  • Autovaloración personal y confrontación en grupo de esta (preferiblemente una semana antes de cambiar de nivel)
  1. Para familias
  • Grupo de seguimiento, 2 veces por semana
  • Grupo de psicoterapia, 1 vez por semana
  • Un Seminario, al mes (el proceso en Aeda, sentido de las programaciones de F/S, ansiedad, etc.)
  • Anamnesis familiar.
  • Grupo unifamiliar, uno como mínimo antes de cambiar de nivel y tantos extraordinarios como se precisen
  • Contrato y firma del mismo, a los 5 días de entrar a grupo N-II del usuario
  • Coloquios familiares, como mínimo 2, y tantos como se precisen según las necesidades.

 

Itinerario

Una vez que el terapeuta valora junto con el usuario el cumplimiento de los criterios de cambio de nivel, se informa al equipo y el usuario accede al Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación, integrándose en las actividades grupales de dicho nivel.

Es responsabilidad del Terapeuta informar al usuario y a su familia en el día de su incorporación de los horarios y actividades.

 

Contrato

Antes de pasados cinco días de su incorporación, el terapeuta de Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación firmará con el usuario y la persona de seguimiento el contrato terapéutico del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación.

En la firma del contrato, el Terapeuta entrega al usuario y a la persona de seguimiento las normas, límites y responsabilidades del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación.

 

Coloquios individuales

El Terapeuta del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación es responsable de llevar a cabo los coloquios individuales que el usuario necesite, con el objetivo de profundizar sobre sus dificultades y necesidades.

Como mínimo realizará 3 coloquios en el Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación, y tantos extraordinarios como requiera el usuario.

Los coloquios pueden ser a propuesta del Terapeuta o a petición del usuario.

El terapeuta planifica los coloquios de común acuerdo con el usuario, estableciendo día y hora.

Los coloquios los registra en la hoja de proceso del usuario.

 

Anamnesis personal

Al mes de estancia en el Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación del usuario, el terapeuta del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación le propondrá que elija al terapeuta con el que quiere realizar la anamnesis personal.

Una vez elegido el terapeuta, éste concretará con el usuario fecha y hora para realizar la anamnesis, habiendo de quedar concluida en el mes siguiente, quedando registrada en el formulario.

 

Intervenciones

Cuando el Terapeuta de Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación estima oportuno la realización de una intervención, la lleva a cabo con el usuario, dejando constancia en la hoja de proceso del usuario.

Las reflexiones o similares que el usuario realiza y documenta, son analizadas y guardadas por el Terapeuta del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación, en la carpeta del usuario.

Dentro de las intervenciones el Terapeuta del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación realizará cuantos coloquios individuales sean necesarios. Como mínimo hará uno al inicio de la intervención y uno al final.

 

Actividades grupales

  • Grupo de psicoterapia.
  • Grupo de Encuentro.
  • Seminario / Taller formativo-informativo.
  • Convivencias de la honestidad y de la familia.
  • Grupo unifamiliar.
  • Salida deportiva/cultural, una vez por semana.
  • Grupo de confrontación de la Autovaloración personal.

El terapeuta del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación es responsable de proponer a la reunión de equipo las fechas de realización de las convivencias, grupos de alcohol, grupos de confrontación de autovaloración personal, así como unifamiliares y cambios de nivel.

 

Actividades con la familia

Las actividades con las familias de los usuarios de Nivel I de la fase de tratamiento y deshabituación son las siguientes:

  • Grupos de seguimiento (2 veces a la semana) El grupo de seguimiento queda registrado en el LIBRETA DE SEGUIMIENTO, por parte del Terapeuta que realiza el grupo. El Terapeuta de nivel o la persona que designe entregará semanalmente a la familia el formulario para su cumplimentación.
  • Grupos de psicoterapia (1 vez a la semana)
  • Seminarios y talleres con carácter quincenal.

 

El grupo de psicoterapia es realizado por la persona designada en la reunión de Coordinadores, a propuesta del Equipo de Comunidad terapéutica. El registro de la psicoterapia es de asistencia.

Terapeuta de Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación es responsable de informar a las familias sobre la fecha de realización de los seminarios a los que deban asistir, con la suficiente antelación (mínimo dos días antes).

En un plazo de un mes del ingreso del usuario en el Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación, el terapeuta de familias o en su defecto el terapeuta del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación deberá realizar la anamnesis familiar (historia familiar), con las personas de la familia de origen y con las de la familia adquirida, si la tuviese, quedando registrada en el formulario.

Es responsabilidad del Terapeuta de familias o en su defecto del terapeuta del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación velar por que las historias familiares estén al día.

Mensualmente, el Coordinador de Comunidad terapéutica comprueba que las historias familiares están al día, reflejándose en el acta de reunión de Equipo. Las historias que falten por realizar son planificadas por el Coordinador, asignando responsable y plazo (que no podrá exceder de dos semanas).

Es responsabilidad del Terapeuta del Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación o del Terapeuta de Familia (según se decida en la reunión de Equipo) realizar los coloquios con la familia, dejando constancia en la Hoja de Proceso. Como mínimo deberá hacer dos en el Nivel I de la Fase de tratamiento y deshabituación y tantos como sean necesarios a propuesta del Terapeuta o petición de la familia.

 

Descripción

Resulta muy curioso el modo en que las personas reaccionamos ante ciertos estímulos que sólo son significativos para nosotros mismos. Imaginemos que caminamos por la calle y, de pronto, el peculiar sonido de una motocicleta que cruza a lo lejos nos genera una potente reacción fisiológica, alterando nuestro ritmo cardíaco, nuestra respiración, y nos hace conectar inmediatamente con un recuerdo muy personal. Lo mismo puede ocurrir al identificar un perfume entre la multitud, o al leer una palabra en un muro de la ciudad.

Efectivamente, los humanos generamos un tipo de aprendizajes, denominados asociativos y que, una vez grabados en nuestro recuerdo, se comportan de una manera muy parecida a los reflejos. Es decir, nos provocan respuestas automáticas, involuntarias, e inmediatas, y tienen un carácter eminentemente emocional. Sin embargo, no somos los únicos en crear este tipo de asociaciones. Otros animales, como los perros y los gatos, también lo hacen.

En el estudio de estos mecanismos primitivos, destacó el médico norteamericano Paul MacLean, quien fue el primero en identificar las áreas cerebrales relacionadas con la regulación de los elementos básicos para la supervivencia y los instintos básicos. Les llamó cerebro reptiliano y cerebro paleomamífero, y corresponden al tallo encefálico y al sistema límbico respectivamente. Mientras la corteza cerebral, se encarga de funciones superiores, razonamientos abstractos, cálculos matemáticos y deducciones complejas, existe un núcleo en nuestro cerebro que procesa los instintos básicos.

Por su parte, y refiriéndonos ya específicamente a aquel aprendizaje asociativo del que hablábamos al inicio, el fisiólogo ruso ganador del Premio Nobel Iván Petróvich Pávlov, designó con el término “condicionamiento clásico” al modo en el que nuestra mente es capaz de enlazar poderosamente un estímulo cualquiera a una reacción fisiológica. Para demostrarlo, acostumbró a un perro a recibir comida pocos segundos después de hacer sonar una campanilla. Posteriormente y, según cuentan por casualidad, observó que el perro comenzaba a salivar nada más escuchar el familiar sonido de la campanilla, a pesar de que en aquella ocasión no se le proporcionara alimento alguno. Y este condicionamiento se mantenía por algún tiempo.

Las implicaciones de este tipo de asociaciones son fundamentales en nuestra vida. A la hora de analizar las conductas adictivas, por ejemplo, observamos que muchas personas experimentan deseos de fumar un cigarro cuando terminan la jornada laboral. Otros asocian el consumo de cocaína a estilos musicales específicos. En otras áreas, hay quienes sienten náuseas ante el olor a gasolina porque lo vinculan a viajes interminables por carreteras de curvas.

Pese a todo, gracias a la enorme plasticidad de nuestra mente, también podemos reaprender, y generar nuevas asociaciones más sanas.

 

Centrándonos más específicamente en nuestro tratamiento, hemos de tener en cuenta que el objetivo de la etapa conductual consiste en romper con el proceso de dependencia biopsicosocial y contemplar nuevas formas de vida interna y social sin consumo de alcohol. Puede prolongarse desde más o menos seis meses hasta el año aproximadamente, pudiendo efectuarse en régimen ambulatorio.

La psicoterapia va dirigida a lo más profundo, al núcleo de la personalidad del paciente, a que descubra que no puede continuar con la eterna ambivalencia “quiero ayuda / quiero un trago”. Resulta fundamental aclarar que no existen soluciones rápidas ni mágicas, que el trabajo terapéutico tiene su evolución, esfuerzo y coste que debe ser asumido por las distintas partes implicadas, que no hay que culpabilizar a nadie, pero sí responsabilizarse activamente de la intervención aceptando que sea el terapeuta quien la conduzca.

Han de afrontarse las resistencias y justificaciones del paciente, los chantajes, ocultamientos, aplazamientos en el mantenimiento de la abstinencia, etc.

 

La terapia cognitiva

Desde la psicología cognitiva, el tratamiento de la dependencia a cualquier sustancia se apoya en una serie de estímulos y refuerzos condicionados que actúan como mediadores internos de conducta. Así, la tarea del terapeuta consiste en:

  • Fomentar y desarrollar el pensamiento lógico-racional, objetivo y adaptativo lo máximo posible, identificando ideas, creencias y estructuras de ambas, emociones y sentimientos, valores y conductas irracionales, atribuciones causales erróneas, pensamientos distorsionados, etc.
  • Abordar la intervención en base a estrategias y técnicas que permitan modificar la estructura de pensamiento y posibilitar así conductas adictivas, generando alternativas positivas, eficaces e incompatibles con situaciones de riesgo (Programa evitación de recaídas). Nuevas formas para procesar la información y analizarla.
  • Provocar cambios a través de nuevos mecanismos de pensamiento que posibiliten superar la dependencia y modificar el estilo de vida.
  • Identificar, reestructurar y modificar creencias e ideas irracionales que puedan aumentar el craving o deseo irrefrenable de consumir (“Soy un desastre, no sirvo para nada”, “Es imposible resistir, son muchas recaídas”, “Me rindo, no voy a poder, me tientan”.
  • Afrontar adaptativamente los estados de afecto desagradable (ira, ansiedad, desesperanza) con técnicas racional-emotivas.
  • Identificación de estímulos y situaciones que inciten al consumo, también llamadas, situaciones de riesgo.
  • Aprendizaje de técnicas de manejo de ansiedad, de tolerancia a la frustración, de resistencia a la presión de grupo.
  • Aprendizaje de técnicas de Control de Impulsos.

 

Modelos cognitivos de las adicciones

El proceso de la adicción puede desarrollarse por diferentes vías según la psicología cognitiva:

  • Refuerzos positivos del consumo: obtención de placer, euforia, desinhibición, seguridad, tranquilidad, productividad, etc.
  • Refuerzos negativos del consumo: olvidar conflictos, aliviar la ansiedad, gestionar el cansancio o el aburrimiento, gestionar desengaños, tolerar el estrés, etc.
  • Marcada impulsividad.
  • Hipersensibilidad con fuertes actitudes manipuladoras.
  • Sensibilidad especial hacia sentimientos y emociones desagradables, poca motivación para controlar la conducta, mayor importancia de la satisfacción inmediata, patrón no reflexivo.

 

Técnicas Cognitivas

La utilización de técnicas cognitivas nos va a permitir establecer objetivos a medio y largo plazo mediante una evaluación de las ventajas y desventajas que proporcionará la abstinencia. Posteriormente habrán de buscarse formas satisfactorias de afrontar los problemas reales y los sentimientos desagradables del paciente sin tener que volver al consumo. Para ello existen unas técnicas útiles:

Técnica de la discusión y análisis de los pensamientos y conductas que el paciente ha dejado en segundo plano desde que inicio el consumo: afectos, emociones y relaciones sociales que ha perdido. El paciente ha de generar opciones y soluciones. Hemos de tener en cuenta que los pensamientos adictivos, al igual que otros pensamientos irracionales, suelen ser automáticos, no conscientes y ejecutados de manera continua. Además, son resistentes al cambio porque las conexiones entre sus pensamientos sus emociones y sus sentimientos han creado un hábito. Tomar conciencia de estos patrones automatizados resulta fundamental para transformarlos por otros más adaptativos. Esto se lleva a cabo mediante un proceso que contempla 4 momentos:

  1. Se identifican las creencias irracionales del paciente mediante un registro diario de pensamientos.
  2. Se crea un estado de disonancia cognitiva en los pacientes a través de evidencias lógicas que cuestionen sus creencias irracionales. El terapeuta demuestra cómo los pensamientos negativos o creencias irracionales son disfuncionales y tienen consecuencias negativas.
  3. El terapeuta motiva al paciente a desarrollar nuevos modos de pensar, nuevas creencias más racionales que le propicien consecuencias más satisfactorias.
  4. Se ponen a prueba estas nuevas creencias aplicándolas conductualmente.

 

Estas 4 etapas pueden alcanzarse más fácilmente mediante las siguientes estrategias cognitivas:

  • Cuestionar la evidencia.
  • Eliminar el negativismo.
  • Convertir la adversidad en ventaja.
  • Retribución: explicaciones más precisas de los acontecimientos.
  • Paradoja/exageración: es llevar a una idea a su conclusión más absurda, más extrema.
  • Técnica de exposición imaginaria: trata de reproducir mentalmente condiciones estimulantes que puedan producir craving y repasar con el paciente técnicas de control a cada uno de estos estímulos (formas de rechazo a ofertas de consumo, imaginar estados de ansiedad y alternativas a estos, utilizar tarjetas con instrucciones jerarquizadas e incompatibles, entrene en debatir razones para consumir y refutar estas con razones para no consumir. Practicar nuevas creencias y valores más positivos.
  • Asignarse auto-refuerzos por los logros alcanzados.
  • Exposición en vivo o imaginaria con el terapeuta a estímulos de alto riesgo
  • Entrenamiento en habilidades de posicionamiento imaginando formas de decir no al consumo.

 

Técnicas conductuales

  • Técnica de programación y control de la actividad, mediante la cual se efectúan actividades prosociales (servicios comunitarios, hobbies, etc.). el proceso de control se realiza mediante inventario de Actividades.
  • Técnica de aprendizaje de habilidades asertivas a través del entrenamiento en roles, modelado, escucha activa y asertiva, auto-verbalizaciones, etc.
  • Técnicas de afrontamiento: se aprenden frases y pensamientos para afrontar situaciones de riesgo empleándose auto-refuerzos y técnicas de relajación como respuestas adaptativas de afrontamiento.
  • Técnicas de resolución de problemas y toma de decisiones, que capacitan al paciente para resolver diversas situaciones difíciles por medio de la identificación clara y precisa del problema, la propuesta de nuevas alternativas para afrontarlo, la valoración de dichas alternativas en base a los pros y los contras de cada una de ellas, la elección de la estrategia óptima, su aplicación y el análisis de las consecuencias.
  • Técnicas de manejo de ansiedad y desensibilización sistemática para lograr que ésta no bloquee las capacidades y habilidades del sujeto.
  • Técnicas de prevención de recaídas mediante el desarrollo del autocontrol y la identificación de estímulos internos y externos (nerviosismo, ira, tensión, frustración, etc.), el aumento de la conciencia de problema, la reducción de las posibles exposiciones al consumo.

 

Técnicas psicoanalíticas

Pese a que el carácter de esta etapa es esencialmente cognitivo-conductual, también podemos servirnos de las aportaciones de otros abordajes si resultara necesario.

En este caso, las técnicas psicoanalíticas consideran que las conductas adictivas son síntomas de una personalidad premórbida fruto de trastornos y conflictos de carácter inconsciente del individuo. Por ello sugieren que sea el terapeuta quien dirija un análisis de los acontecimientos vitales pasados y presentes del paciente. A través de dicho análisis, el paciente debe establecer asociaciones, relaciones causa-efecto, en los acontecimientos de su vida. El objetivo es alcanzar la abstinencia y el fortalecimiento del Yo, es decir, una personalidad equilibrada, frente al ello y al superyó. Es decir, sus instintos y pulsiones y su conciencia moralista. Posteriormente, a través de la catarsis, acceder al insight o toma de consciencia.

Para ello es necesario que aprenda a tolerar mejor sus frustraciones, a demorar las satisfacciones, a interiorizar la necesidad de autoexigencia, de responsabilidad, a aceptar sus limitaciones.

Desde las técnicas psicoanalíticas, la intervención se dirige a resolver síntomas específicos que van apareciendo mediante el análisis, el uso de la transferencia y la contratransferencia, reviviendo con el terapeuta conflictos que tuvo con otras personas (padres, hermanos, parejas, amigos, etc.) Finalmente, la energía de las pulsiones se dirige a otro fin, a otro objeto.

 

Terapia grupal

La intervención terapéutica a través de la creación de grupos de autoayuda viene determinada por la necesidad de potenciar las intervenciones que son desarrolladas por el Equipo Terapéutico en el proceso de deshabituación con la intención de obtener la máxima eficacia posible. Requisitos:

  • Conseguir un grupo homogéneo mediante una selección previa basada en entrevistas.
  • Las incorporaciones han de ocurrir siempre después de los pacientes hayan concluido la fase de desintoxicación y se encuentren realizando un proceso estable sin recaídas.
  • El grupo ha de ser conducido por un terapeuta y un coterapeuta.
  • La asistencia regular al grupo por parte de los pacientes ha de ser obligatoria.
  • Han de respetarse los horarios y la dinámica grupal.
  • La existencia del grupo ha de ser de entre 6 meses y 1 año aproximadamente.
  • La duración del grupo ha de ser entre 60 y 120 minutos.
  • El número máximo de participantes no ha de ser superior a 10.
  • Es recomendable la existencia de grupos de pacientes, grupos de familiares, grupos de parejas y grupos mixtos.

 

Tipos de grupos:

  • Grupos informativos, en los que se informa acerca de qué es una adicción, cuáles son sus consecuencias, las estrategias de afrontamiento, etc. En estos puede emplearse material de apoyo como textos, audiovisuales, etc.
  • Grupos de discusión y análisis, donde se aborda la responsabilidad, las motivaciones, la presión para consumir, etc.
  • Grupos de autoayuda, donde se comparten creencias, se analizan creencias irracionales, se proponen estrategias para el manejo de la ansiedad, se programan actividades, se entrenan habilidades interpersonales, se desarrollan técnicas de resolución de problemas y toma de decisiones.
  • Grupos de familia, donde se analiza el modelo familiar de cada paciente, sus posibles disfunciones, su codependencia, y se tratan de reestructurar dichas pautas.
  • Grupos de prevención de recaídas, donde se analiza el proceso de la recaída, los factores de riesgo y las señales de aviso, las consecuencias de la violación de la abstinencia, se entrenan estrategias cognitivas de afrontamiento, se desarrolla una reconstrucción cognitiva

 

La psicoterapia grupal permite que el paciente tome conciencia de su enfermedad, aprenda a vivir sin la sustancia psicoactiva, se informe, en profundidad, de lo que significa la adicción, aprenda a identificar factores generales y personales de riesgo, así como a desarrollar conductas alternativas al consumo. Contribuye a que se exterioricen los sentimientos y las emociones, a identificar los mitos y creencias irracionales y sustituirlas por otras más lógicas y racionales, a mejorar la capacidad para relacionarse, a entender que la adicción no se trata de un vicio sino de una enfermedad de la cual no son culpables, con lo que mejora la autoestima. Propicia el aprendizaje vicario de hábitos y de formas de pensamiento más adaptativos. Implica un compromiso grupal de responsabilidad y respeto, y permite el desarrollo de roles más satisfactorios.

 

Terapia familiar y de pareja

El contacto inicial con las sustancias psicoactivas suele llevar primero a un uso y luego a un abuso, originándose en la preadolescencia o adolescencia. Esta etapa evolutiva constituye, en sí misma, un factor de riesgo puesto que se trata de un período de cambio de valores y creencias en el que resulta habitual experimentar de nuevas conductas, el joven busca autoafirmar su personalidad, se modifican las relaciones intrafamiliares y sociales, y la persona se prepara para la independencia en todos los sentidos.

 

Se diferencian tres etapas en el joven adicto:

  1. Consumo de sustancias legales, tales como alcohol y tabaco que no suelen ocasionar demasiados conflictos familiares.
  2. Utilización de marihuana y hachís influida por el grupo de iguales que sí va a producir alguna que otra inquietud, siempre que no supongan excesos.
  3. A medida que el abuso se torna más regular sí aparecen conflictos con la familia.

 

En cuanto a las actitudes más frecuentes en los padres, solemos encontrar a una madre sobreprotectora, permisiva, simbiótica y posesiva, mientras que el padre tiende a mostrarse distante, débil, ausente y autoritario, La identificación de estas actitudes y su tratamiento desde la intervención psicoterapéutica resultará enormemente beneficiosa para la evolución del paciente. Para ello, el terapeuta deberá:

  • Desculpabilizar la familia o la pareja, colocando el acento en sus fortalezas y no en sus debilidades.
  • Reducir los focos generadores de estrés y ansiedad en la familia.
  • Potenciar la motivación para el cambio de cada uno de sus miembros, reforzando los éxitos que se vayan alcanzando
  • Modelar y estructurar las resistencias que se produzcan al tratamiento, trabajar la permisividad, la negación de conductas negativas, la de solución de conflictos y justificaciones,
  • Demostrar las distorsiones y conflictos graves que producen determinadas jerarquías y alianzas.
  • Aumentar la capacidad de análisis y de compromiso.
  • Mejorar la efectividad en las relaciones emocionales.

 

 

7.2.4. FASE AFECTIVO-EMOTIVA DE LA ETAPA DE TRATAMIENTO Y DESHABITUACIÓN

Duración aproximada: 3-4 meses

 

Objetivo general

Profundizar en el autoconocimiento para facilitar el crecimiento personal y la prevención de recaídas.

 

Objetivos específicos

  1. Profundizar en la problemática histórica para determinar de qué forma sus dificultades actuales están condicionadas por sus experiencias pasadas.
  2. Facilitar el manejo de estrategias específicas de prevención de recaídas.
  3. Aprender a identificar, manejar y expresar adecuadamente sus sentimientos y emociones
  4. Aprender a respetar las emociones y sentimientos de los demás
  5. Iniciar una vivencia en valores mediante la convivencia diaria con los demás, para el establecimiento de su propia escala de valores
  6. Aumentar la red social de amigos
  7. Ocupar de forma adecuada y satisfactoria el tiempo libre
  8. Iniciar, en caso de necesidad, una formación profesional ocupacional.
  9. Normalizar la dinámica y las relaciones familiares

 

Actividades

  1. Para usuarios
  • Contrato y firma del mismo en los 5 días al cambio de nivel
  • Grupo de verificación, una vez por semana
  • Grupo de encuentro, al menos semanal
  • Grupo dinámico, una vez por semana
  • Grupo histórico, mínimo uno a lo largo del proceso en Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación, y los que precise el usuario según valoración previa del equipo terapéutico
  • Grupo temático de alcohol
  • Seminarios formativos-informativos/Talleres, con carácter quincenal, con los siguientes temas: instrumentos terapéuticos del Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación, emociones y sentimientos, prevención de recaídas, valores, tiempo libre, Negociación sexo más seguro, juegos emocionales, etc.
  • Convivencias de las necesidades y de la sexualidad
  • Grupo unifamiliar, uno en el nivel y tantos extraordinarios como sean necesarios
  • Autovaloración y grupo confrontación de esta, antes de pasar de nivel
  • Papel de sentimientos en la caja, tantas veces como lo precisen los usuarios
  • Intervenciones específicas, según necesidades del usuario
  1. Para familias
  • Grupo de seguimiento, una vez por semana
  • Grupo de psicoterapia, 1 vez por semana
  • Un Seminario al mes (emociones y sentimientos, comunicación, etc.)
  • Grupo unifamiliar, uno como mínimo antes de cambiar de nivel y tantos extraordinarios como se precisen
  • Contrato y firma del mismo, a los 3 días de entrar a grupo N-III del usuario
  • Coloquios familiares, como mínimo 2, y tantos como se precisen según las necesidades

 

Itinerario

Una vez que el terapeuta valora junto con el usuario el cumplimiento de los criterios de cambio de nivel, se informa al equipo y el usuario accede al Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación, integrándose en las actividades grupales de dicho nivel.

Es responsabilidad del Terapeuta informar al usuario y a su familia en el día de su incorporación de los horarios y actividades.

 

Contrato

Antes de pasados cinco días de su incorporación, el Terapeuta firmará con el usuario y la persona de seguimiento el contrato terapéutico del Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación.

En la firma del contrato, el Terapeuta le entrega al usuario y a la persona de seguimiento las normas, límites y responsabilidades del Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación.

 

Coloquios individuales

El Terapeuta del Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación es responsable de llevar a cabo los coloquios individuales que el usuario necesite, con el objetivo de profundizar sobre sus dificultades y necesidades.

Como mínimo realizará 6 coloquios en el Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación, y tantos extraordinarios como requiera el usuario.

Los coloquios pueden ser a propuesta del Terapeuta o a petición del usuario.

El terapeuta planifica los coloquios de común acuerdo con el usuario, estableciendo día y hora.

Los coloquios los registra en la hoja de proceso del usuario.

 

Intervenciones

Cuando el Terapeuta de Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación estima oportuno la realización de una intervención, la lleva a cabo con el usuario, dejando constancia en la hoja de proceso del usuario.

Las reflexiones o similar que el usuario realiza y documenta, son analizadas y guardadas por el Terapeuta del Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación, en la carpeta del usuario.

Dentro de las intervenciones el Terapeuta del Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación realizará cuantos coloquios individuales sean necesarios. Como mínimo hará uno al inicio de la intervención y uno al final.

 

Actividades grupales

  • Grupo de psicoterapia, que se registra en el formulario de Hoja de registro de proceso.
  • Grupo de verificación, que se registra en el formulario de Hoja de registro de proceso.
  • Grupo de encuentro.
  • Grupo dinámico.
  • Grupo histórico.
  • Grupo temático de alcohol.
  • Seminarios / Talleres formativos-informativos.
  • Convivencias de las necesidades y de la sexualidad.
  • Grupo unifamiliar.
  • Autovaloración y grupo confrontación de esta (F-23 P-3).

 

Es responsabilidad del terapeuta del Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación proponer al equipo las fechas de realización de grupos históricos, grupos de alcohol, convivencias, grupos unifamiliares, encuentros familiares/de pareja y grupos de confrontación de autovaloraciones.

 

Actividades con la familia

Las actividades con las familias de los usuarios de Nivel II de la fase de tratamiento y deshabituación son las siguientes:

  • Grupos de seguimiento (1 vez a la semana) El grupo de seguimiento queda registrado en el LIBRETA DE SEGUIMIENTO, por parte del Terapeuta que realiza el grupo. El Terapeuta de nivel o la persona que designe entregará semanalmente a la familia el formulario para su cumplimentación.
  • Grupos de psicoterapia (1 vez a la semana)
  • Seminarios y talleres con carácter quincenal.

 

El grupo de psicoterapia es realizado por la persona designada en la reunión de Coordinadores, a propuesta del Equipo de Comunidad terapéutica. El registro de la psicoterapia es de asistencia.

El Terapeuta de Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación es el responsable de realizar los grupos de seguimiento con las familias y, en casos imprevistos, se asignará en la reunión de Equipo el Terapeuta encargado de realizar el seguimiento semanalmente.

El grupo de seguimiento queda registrado en el LIBRETA DE SEGUIMIENTO, por parte del Terapeuta que realiza el grupo

El grupo de psicoterapia es realizado por la persona designada en la reunión de Coordinadores, a propuesta del Equipo de Comunidad terapéutica. El registro de la autoayuda es de asistencia.

Terapeuta de Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación es responsable de informar a las familias sobre la fecha de realización de los seminarios a los que deban asistir, con la suficiente antelación (mínimo dos días antes).

 

 

 

7.2.5. ETAPA DE APOYO A LA INSERCIÓN SOCIAL

Duración aproximada: 1 mes

 

Objetivo general

Promover recursos personales específicos en el usuario para facilitar su inserción social.

 

Objetivos específicos

  1. Adquirir recursos específicos para gestionar una situación de búsqueda activa de empleo
  2. Consolidar las relaciones sociales establecidas en niveles anteriores
  3. Mantener y/o diversificar las actividades de ocio y tiempo libre
  4. Afianzar el adecuado desenvolvimiento en el núcleo familiar
  5. Aplicar los aprendizajes adquiridos en contextos sociales de convivencia normalizados

 

Actividades

  1. Para usuarios
  • Contrato y firma del mismo en los 5 días al cambio de nivel
  • Grupo de verificación, mínimo 1 vez por semana
  • Taller de búsqueda activa de empleo (según calendarización mensual)
  • Grupo de encuentro, al menos semanal
  • Seminarios formativos-informativos/Talleres, con carácter quincenal, con los siguientes temas: instrumentos terapéuticos del Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación, emociones y sentimientos, prevención de recaídas, valores, tiempo libre, Negociación sexo más seguro, juegos emocionales, etc.
  • Grupo unifamiliar, uno en el nivel y tantos extraordinarios como sean necesarios
  • Intervenciones específicas, según necesidades del usuario
  • Coloquios individuales, uno al menos en la fase y tantos como se estimen necesarios.
  1. Para familias
  • Grupo de seguimiento, una vez por semana
  • Grupo de psicoterapia, 1 vez por semana
  • Grupo unifamiliar, uno como mínimo antes de cambiar de nivel y tantos extraordinarios como se precisen
  • Contrato y firma del mismo, a los 5 días de entrar a grupo N-III del usuario

 

Itinerario

Una vez que el terapeuta valora junto con el usuario el cumplimiento de los criterios de cambio de nivel, se informa al equipo y el usuario accede a la Fase de Apoyo a la inserción social, integrándose en las actividades grupales de dicho nivel.

Es responsabilidad del Terapeuta informar al usuario y a su familia en el día de su incorporación de los horarios y actividades.

 

Contrato

Antes de pasados cinco días de su incorporación, el Terapeuta firmará con el usuario y la persona de seguimiento el contrato terapéutico de la Fase de Apoyo a la Inserción social.

En la firma del contrato, el Terapeuta le entrega al usuario y a la persona de seguimiento las normas, límites y responsabilidades de la Fase de Apoyo a la inserción social.

 

Coloquios individuales

El Terapeuta de la Fase es responsable de llevar a cabo los coloquios individuales que el usuario necesite, con el objetivo de profundizar sobre sus dificultades y necesidades.

Como mínimo realizará 1 coloquio en la Fase, y tantos extraordinarios como requiera el usuario.

Los coloquios pueden ser a propuesta del Terapeuta o a petición del usuario.

El terapeuta planifica los coloquios de común acuerdo con el usuario, estableciendo día y hora.

Los coloquios los registra en la hoja de proceso del usuario.

 

Intervenciones

Cuando el Terapeuta de la Fase estima oportuno la realización de una intervención, la lleva a cabo con el usuario, dejando constancia en la hoja de proceso del usuario.

Las reflexiones o similar que el usuario realiza y documenta, son analizadas y guardadas por el Terapeuta de la Fase, en la carpeta del usuario.

Dentro de las intervenciones el Terapeuta de la Fase realizará cuantos coloquios individuales sean necesarios. Como mínimo hará uno al inicio de la intervención y uno al final.

 

Actividades grupales

  • Grupo de verificación (que se registra en el formulario de Hoja de registro de proceso)
  • Grupo de encuentro
  • Seminarios / Talleres formativos-informativo
  • Grupo unifamiliar

 

Actividades con la familia

Las actividades con las familias de los usuarios de la fase son las siguientes:

  • Grupos de seguimiento (1 vez a la semana) El grupo de seguimiento queda registrado en el LIBRETA DE SEGUIMIENTO, por parte del Terapeuta que realiza el grupo. El Terapeuta de nivel o la persona que designe entregará semanalmente a la familia el formulario para su cumplimentación.
  • Grupos de psicoterapia (1 vez a la semana)

El grupo de psicoterapia es realizado por la persona designada en la reunión de Coordinadores, a propuesta del Equipo de Comunidad terapéutica. El registro de la psicoterapia es de asistencia.

El Terapeuta de Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación es el responsable de realizar los grupos de seguimiento con las familias y, en casos imprevistos, se asignará en la reunión de Equipo el Terapeuta encargado de realizar el seguimiento semanalmente.

El grupo de seguimiento queda registrado en el LIBRETA DE SEGUIMIENTO, por parte del Terapeuta que realiza el grupo

El grupo de psicoterapia es realizado por la persona designada en la reunión de Coordinadores, a propuesta del Equipo de Comunidad terapéutica. El registro de la autoayuda es de asistencia.

Terapeuta de Nivel II de la Fase de tratamiento y deshabituación es responsable de informar a las familias sobre la fecha de realización de los seminarios a los que deban asistir, con la suficiente antelación (mínimo dos días antes).

 

Descripción

La inserción del paciente adicto está directamente relacionada con la adquisición de un nivel formativo y de un empleo que le permitan alcanzar la autonomía. Sin embargo, son igualmente decisivos otros aspectos del desarrollo personal tales como el buen uso de las actividades de ocio o de tiempo libre, así como sus habilidades para relacionarse con grupos de iguales alejados del consumo de SP.

A nivel educativo, encontramos la formación inicial y reglada, la formación ocupacional y la formación continua. Todas ellas requieren de metodológicas propias y adecuadas a las características idiosincráticas del paciente.

 

Los principales objetivos de esta etapa son:

  1. Mejorar la capacidad de inserción del paciente.
  2. Coordinar los programas de inserción del propio tratamiento con los de otros servicios externos (trabajo en red).
  3. Evitar la discriminación (inclusión).
  4. Adaptar las metodologías al paciente de forma individual.

Al igual que en otros aspectos de las drogodependencias, en la inserción social se han iniciado importantes y novedosos marcos de actuación, haciendo frente no sólo al desempleo sino al mantenimiento en el empleo. El objetivo radicará en crear o dar al tratamiento un enfoque más globalizador que se enfoca más allá de la intervención sanitaria o terapéutica.

El hecho de que la adicción sea un problema crónico que, en cualquier momento, puede generar una recaída, implica en muchas ocasiones resistencias por parte de los empleadores. Por ello es necesario el uso de metodologías específicas diseñadas, desde el comienzo, del tratamiento. Los mismos enfoques psico-sanitario o judicial demuestran cierta pobreza para comprender la verdadera problemática de la drogodependencia en su totalidad.

Por otra parte, es importante tener presente que la inserción del adicto no sólo debe orientarse al área laboral, sino también a sus espacios de ocio, sus hobbies, y su acceso a la cultura.

 

Objetivos

  • Es necesario una incorporación al mercado de trabajo, bien de una forma progresiva (prácticas, trabajo tutelado, becas, etc.) o de forma directa (por cuenta propia o por contrato). Lo importante es que se inicie al trabajo y, en segundo lugar, como hemos dicho al principio, que se mantenga en él. Todo ello basando nuestras actuaciones en una premisa fundamental: el índice de empleabilidad. En ocasiones no todos los pacientes son “empleables”.
  • Económico. Es necesario un salario, una contraprestación o un subsidio. El usuario necesita el dinero para integrarse en una sociedad de consumo. Si no se contempla este factor el tratamiento podría tender al más absoluto fracaso. Para el ocio se necesita dinero, para ir a trabajar también. La inserción en el plano económico está unida al aprendizaje de estrategias para el correcto uso del dinero, estableciendo prioridades en el consumo.
  • Lo difícil no es estar sólo, sino saber estar a solas. Desde el trabajo para la aceptación de uno mismo se puede iniciar el proceso para entablar nuevas relaciones emocionales.
  • Alcanzar una red social sana, con amistades nuevas y recuperación de algunas de las antiguas será esencial para mantener unos niveles de autorregulación que faciliten el mantenimiento de la abstinencia por parte del paciente.

 

La finalidad de todo ello es alcanzar experiencias satisfactorias, enriquecer las relaciones sociales y asumir conocimientos acerca de la enfermedad, así como normas culturales. Para ello, el terapeuta ha de evitar cualquier elemento disgregador en el proceso de reinserción. Su actitud ha de ser integradora y socializadora.

Pero también es necesaria una predisposición política y social. No olvidemos que la reinserción social sólo se consigue con la sociedad a la que debemos pedir una evolución en sus actitudes y en sus comportamientos para alcanzar esas mentalidades que llamamos sociales.

 

El taller individualizado de búsqueda activa de empleo y tiempo libre

Para ello en Aeda contamos con el Taller individualizado de búsqueda activa de empleo y tiempo libre, que se caracteriza por:

  • Ofrecer una formación ocupacional
  • Propiciar recorridos culturales
  • Realizar talleres pre-elabórales
  • Fomentar la motivación y la autoestima del paciente

Todas estas acciones están encaminadas a informar y motivar al paciente para que alcance una incorporación laboral y una buena utilización de sus espacios de ocio.

 

El desarrollo del Taller consta de varias fases:

  1. Diseño, en coordinación con el paciente, de un itinerario personalizado de incorporación, adaptado a su entorno laboral y social de referencia. Para ello, el paciente comienza por responder a algunas preguntas claves: ¿En qué quiero trabajar o participar? ¿En qué puedo trabajar? ¿En qué puedo participar? ¿Qué tengo que conseguir para poder trabajar o participar?
  2. Aprendizaje de técnicas de búsqueda de empleo y habilidades para el afrontamiento de sus demandas (puntualidad, respeto, integración con el resto de los compañeros, cumplimiento del horario laboral, etc.)
  3. Búsqueda activa de empleo o de recursos especializados en ocio, poniendo en funcionamiento todos los instrumentos y habilidades necesarios. Ello incluiría una adecuación del currículum al trabajo seleccionado, contemplando la posibilidad de conocer o ampliar conocimientos del sector, la preparación para la entrevista por medio de simulaciones.

Una vez el paciente ha logrado acceder a un puesto de trabajo es muy importante que continúe asistiendo a los grupos de seguimiento durante algún tiempo, tanto para transmitir su experiencia a los nuevos pacientes, como para mantener las habilidades y los aprendizajes obtenidos.