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5.6. La adicción a la cocaína

 

 

La cocaína es una sustancia natural que se encuentra en las hojas de coca. En el siglo XIX, el principio activo fue purificado y así se identificó su estructura química. Se descubrió que era un poderoso anestésico local, especialmente para paralizar las mucosas de la nariz, garganta y ojos. Un primer exponente del consumo médico y por placer de la cocaína fue Sigmund Freud, quien negaba que fuese adictiva. En Europa y más tarde en Norteamérica se generalizó el uso de la cocaína como tónico.

Los efectos alertadores y estimulantes de la cocaína son producidos por la intensificación de la actividad noradrenalínica en el córtex cerebral. La euforia suscitada por esta sustancia psicoactiva implica probablemente al sistema límbico.

El aumento de la fuerza muscular y de resistencia que nota el usuario puede atribuirse en parte a la general elevación de su estado de ánimo y de su estado más alerta, pero también a la estipulación de las neuronas norepinefrínicas que regulan la actividad muscular.

Naturalmente, nadie sostiene con absoluta seguridad que la cocaína produzca un efecto en la conducta por medio de un mecanismo neuronal específico.

La respuesta a cómo la cocaína provoca una psicosis similar a la esquizofrenia es también bastante clara. De la multitud de drogas que influyen sobre el SNC el alcohol, los barbitúricos, las drogas psicodélicas, la marihuana, y tantas otras, sólo las estimulantes y las neurolépticas producen efectos mentales estrechamente asociados con el proceso esquizofrénico. De todas las drogas psicoactivas son éstas las que más selectivamente influyen en los sistemas dopamínicos del cerebro.

La cocaína actúa básicamente liberando catecolaminas (dopamina principalmente) de los terminales presinápticos. Los efectos son especialmente potentes sobre las neuronas dopaminérgicas que proyectan desde el área tegmental ventral al córtex y áreas límbicas.

 

 

Intoxicación aguda debida al consumo de cocaína

Se caracteriza por un comportamiento alterado o anormalidades perceptivas tales como:

  • Euforia o sensación de aumento de energía
  • Hipervigilancia
  • Creencias o actos grandiosos
  • Agresividad
  • Actitud discutidora
  • Labilidad del humor
  • Conductas repetitivas, estereotipadas
  • Ilusiones auditivas, visuales o táctiles
  • Alucinaciones, normalmente con la orientación conservada
  • Ideación paranoide
  • Interferencia con el funcionamiento personal
  • Taquicardia (a veces bradicardia)
  • Arritmias cardíacas
  • Hipertensión (a veces hipotensión)
  • Sudoración y escalofríos
  • Náusea y vómito
  • Pérdida de peso evidente
  • Dilatación pupilar
  • Agitación psicomotriz (a veces enlentecimiento)
  • Debilidad muscular
  • Dolor en el pecho
  • Convulsiones

El efecto del consumo habitual de cocaína produce alteraciones claras en sus interacciones sociales, pasando de una extensa sociabilidad al aislamiento interpersonal.

 

 

Dependencia a la cocaína

La cocaína posee potentes efectos eufóricos y puede dar lugar a una adicción tras pocos consumos. Un signo inicial de la dependencia a la cocaína lo constituye la creciente dificultad para resistirse a su consumo cuando el sujeto dispone de ella.

Debido a su corta vida media, se necesitan dosis frecuentes para mantener su efecto euforizante. Los sujetos con dependencia a cocaína suelen gastar mucho dinero en un espacio breve de tiempo y, como resultado de ello, pueden llegar a implicarse en robos, prostitución o negocios con la droga. Los sujetos con dependencia de cocaína a menudo necesitan descontinuar el consumo para descansar o para obtener fondos adicionales. Las responsabilidades laborales o familiares, como el cuidado de los hijos, pueden abandonarse para obtener o consumir la cocaína.

Son frecuentes las complicaciones físicas o mentales como ideación paranoide, comportamiento agresivo, ansiedad, depresión, y pérdida de peso.

La tolerancia aparece con el consumo repetido, en función de la vía de administración.

Pueden observarse síntomas de abstinencia, en especial estados de ánimo disfóricos, pero suelen ser transitorios y asociados al consumo de dosis altas.

 

La vía de administración resulta de especial relevancia en el efecto psicoactivo percibido.

  • Vía intranasal (esnifada), es de elección para el clorhidrato de cocaína (principal uso de dependientes y abusadores).
  • Vía inhalada (base, al tratar, el ácido: clorhidrato de cocaína con una base: bicarbonato o amoniaco): comporta un mayor grado de dependencia en los usuarios, encontrándose entre ellos los dependientes a opiáceos en tratamiento con agonistas, como los principales abusadores (PNSD; De la Fuente, L; 1994).

 

 

Abuso y dependencia

La cantidad y la frecuencia de la administración de cocaína son menores en los casos de abuso que en los de dependencia. Los problemas asociados al consumo tales como el descuido de las responsabilidades o los conflictos interpersonales, ocurren en momentos puntuales, por ejemplo, en días de cobro. Así, es habitual un patrón de consumo de dosis altas en periodos breves de tiempo (horas o días) seguidos por periodos más largos (semanas o meses) de consumo ocasional o de abstinencia sin problemas.

Los problemas legales pueden derivarse de la posesión o del consumo de la droga.

Podemos decir que la dependencia se ha instaurado en el individuo cuando los problemas asociados al consumo se acompañan de conductas que indican tolerancia, síndrome de abstinencia o comportamiento compulsivo relacionado con la obtención y administración de cocaína.

 

 

Síndrome de abstinencia a cocaína

Caracterizado por:

  • Humor disfórico (por ejemplo, tristeza o anhedonia)
  • Letargo y fatiga
  • Enlentecimiento o agitación psicomotriz
  • Deseo imperioso de consumir cocaína
  • Aumento del apetito
  • Insomnio o hipersomnia
  • Sueños extraños o desagradables

Los síntomas de abstinencia suelen aparecer a las 18 horas tras el consumo, y pueden durar una semana. Algunos pacientes también refieren síndromes de abstinencia que han durado varias semanas o incluso meses.

Entre los síntomas de abstinencia también podemos encontrar ideas suicidas, debido a que el craving puede llegar a ser muy intenso. El enfermo suele creer que volviendo a consumir cocaína desaparecerán sus síntomas y, a menudo, intenta automedicarse con alcohol, sedativos, hipnóticos o ansiolíticos.

Todo ello provoca un significativo deterioro de la actividad laboral, social o de otras áreas importantes de la actividad del sujeto.