Centro de Tratamiento de Adicciones en Logroño – Av. Gran Vía Juan Carlos I, 26 A, 1º B, 26002 Logroño, La Rioja – Teléfonos 649 16 78 39 – 650 10 99 85

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7. EL MÉTODO DE TRATAMIENTO AEDA

7.1. Análisis previos

 

 

Programa educativo-terapéutico de deshabituación, rehabilitación y reinserción social para personas con adicciones, constituido por tres fases (4 niveles) de intervención, con estructura y organización de comunidad terapéutica, en modalidad residencial o abierta. El programa puede realizarse de 3 formas:

  1. Itinerario de estancia completa: Programa educativo terapéutico de CT general, con apoyo residencial en todo o parte del proceso, con utilización de servicio residencial de UDR. Posibilidad de seguimiento posterior en programa ambulatorio de reinserción. Tiempo previsto: 7-9 meses
  2. Itinerario de estancia intermedia: Realización de algunas fases del programa educativo terapéutico general, con algunas o todas las actividades de este, con apoyo residencial en todo o parte del proceso. Posibilidad de seguimiento posterior en programa ambulatorio. Tiempo previsto: 4-6 meses.
  3. Itinerarios de corta estancia: Realización de alguna fase concreta del programa educativo terapéutico general con apoyo residencial de UDR y posterior seguimiento en programa ambulatorio. Tiempo previsto: 2-3 meses.

 

El objetivo general del tratamiento consiste en facilitar un proceso de cambio integral para favorecer la autonomía personal en todos los ámbitos y su integración en la sociedad.

 

 

7.1.1. Registro previo del objetivo de vida

 

Cuando un paciente adicto acude a un centro de tratamiento no suele hacerlo por casualidad. Lo habitual es que haya pasado semanas, meses o años planteándose pedir ayuda. EL primero de los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos reza: “Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables”. Pero aceptar esto, aceptar que tiene una enfermedad, es algo realmente difícil. De modo que, la persona que recibe a este paciente en un primer momento ha de ser consciente de ellos. Muchas veces la rutina del día a día nos lleva a olvidar esta realidad.

En esas primeras conversaciones con el paciente, es muy importante conocerlo. Conocer su estilo de vida previo a la etapa de consumo, durante la etapa de consumo, y saber qué le ha motivado a dar finalmente para pedir ayuda.

Por mi experiencia creo que, en estas primeras conversaciones, el paciente no suele ser muy honesto, sobre todo si le preguntamos por aspectos que le avergüenzan, como la cantidad de sustancia psicoactiva que consumía, o si ha cometido delitos. Este tipo de preguntas tan personales requieren un poco más de confianza, de modo que más aconsejable, en mi opinión, centrarse especialmente en sus motivaciones, qué quiere lograr, ¿la abstinencia completa, o una reducción de daños?, ¿quiere que participe su familia en el tratamiento? ¿Le gustaría ingresarse o bien hacer un tratamiento ambulatorio? Y una pregunta muy importante que hemos de tener en cuenta a la hora de desarrollar el itinerario terapéutico: ¿Hacia dónde le gustaría enfocar su vida?

En este sentido, es muy importante que escriba de su puño y letra, en el registro pertinente, sus objetivos para el futuro, sus metas, ¿a dónde le gustaría llegar con el proceso que va a comenzar?

Tal vez, si logra realizar el tratamiento completo, en la última reunión podamos volver a consultar este registro y mostrárselo, y valorar entonces en qué medida ha alcanzado sus objetivos, y como ha cambiado todo a lo largo del proceso.

 

 

 

7.1.2. Análisis de factores de riesgo y de protección

 

Determinar cómo comienza y cómo progresa el abuso de las drogas constituye uno de los esfuerzos clave para el diseño de las campañas de prevención y el enfoque de los tratamientos. Existen factores que pueden aumentar el riesgo de que una persona abuse de las sustancias psicoactivas (factores de riesgo). y otros que pueden disminuir este riesgo (factores de protección). Estos factores son diferentes para cada persona. Además, no todo aquellos que tienen un alto riesgo de abusar de las sustancias psicoactivas acaban haciéndolo.

También existe un análisis de los factores de riesgo y de protección a lo largo del tratamiento, que determina las posibilidades y las potenciales causas de que la persona recaiga o abandone la terapia antes de lograr sus objetivos, así como lo factores que facilitarán que alcance una abstinencia estable en el tiempo.

Una meta importante de la prevención es cambiar el balance entre los factores de riesgo y los de protección de manera que los factores de protección excedan a los de riesgo.

 

Por ejemplo, el análisis de estos factores podría presentarse del siguiente modo:

Factores de RiesgoDominioFactores de Protección
Conducta agresiva precozIndividualAutocontrol
Falta de supervisión de los padresFamiliaMonitoreo de los padres
Abuso de sustanciasCompañerosAptitud académica
Disponibilidad de drogasEscuelaPolíticas antidrogas
PobrezaComunidadFuerte apego al barrio

 

Otros ejemplos de factores de riesgo serían: actitudes favorables al comportamiento antisocial y al consumo de drogas, comienzo temprano de comportamientos problemáticos, consumo de drogas por parte de los amigos, interacción con iguales antisociales, implicación en bandas, escasa percepción del riesgo vinculada al consumo, recompensas por el comportamiento antisocial, rebeldía, personalidad tendente a la búsqueda de sensaciones.

En lo que respecta a los factores de protección, podemos encontrar ejemplos como: oportunidades para la implicación en la comunidad de forma constructiva, recompensas por dicha implicación, apego familiar, religiosidad, habilidades sociales, creencia en el orden moral, es decir, tener claro lo que está bien y lo que está mal.

Elisardo Becoña Iglesias, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad de Santiago de Compostela, es uno de los autores que mejor ha analizado los factores de riesgo y de protección de los pacientes adictos. A continuación, presentamos sus conclusiones:

 

 

FACTORES INDIVIDUALES

Factores de riesgo individual

  • Factores biológicos: genéticos, biológicos -referidos al sexo y edad-, constitucionales (ej., dolor o enfermedad crónica)
  • Factores psicológicos y conductuales: psicopatologías, trastorno de conducta y problemas de salud mental, depresión, Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, Trastorno de conducta, conducta antisocial, alienación y rebeldía, agresividad, consumo temprano de drogas, consecuencias del abuso físico, sexual o emocional, actitudes favorables hacia el consumo de drogas, ausencia de valores ético-morales
  • Rasgos de personalidad: búsqueda de sensaciones, personalidad antisocial.

 

Factores de protección individual

  • Religiosidad
  • Creencia en el orden social
  • Habilidades sociales
  • Creencia en la propia autoeficacia
  • Habilidades para adaptarse a las circunstancias cambiantes
  • Orientación social positiva
  • Aspiraciones de futuro
  • Inteligencia
  • Resiliencia

 

 

FACTORES RELACIONADOS CON LA FAMILIA Y LOS IGULES

Una correcta identificación de los factores de riesgo y de protección en la familia será decisivo para prevenir futuros problemas a lo largo del tratamiento. Identificar aquello familiares que también consumen sustancias psicoactivas, aquellos que mantienen alianzas con el paciente y que, quizá, guardarían el secreto de un consumo. Familiares que se benefician actualmente de la situación de dependencia del paciente puesto que, de ese modo, no llega a poder independizarse, y así les hace compañía. Familiares para los que la enfermedad del paciente se ha convertido en su razón de existir, y si este se recuperara, se quedaría sin motivo para levantarse cada día, etc.

Otros factores de riesgo familiar sería el conflicto familiar, las actitudes de los padres favorables a la conducta antisocial, la escasa disciplina y supervisión, o la excesiva rigidez en la aplicación de las normas.

Todos estos factores han de ser identificados y trabajados a lo largo del tratamiento para que no acaben por sabotearlo.

 

En cuanto a los factores de protección familiar, podemos encontrar:

  • Pautas familiares que fortalecen el apego
  • Oportunidades para la implicación en la familia
  • Creencias saludables y claros estándares de conducta
  • Altas expectativas parentales
  • Un sentido de confianza positivo
  • Dinámica familiar positiva

 

Factores de riesgo de los compañeros e iguales

  • Actitudes favorables de los compañeros hacia el consumo de drogas
  • Compañeros que consumen drogas
  • Conducta antisocial o delincuencia temprana
  • Rechazo por parte de los iguales

 

Factores de protección de los compañeros e iguales

  • Apego a los iguales que no consumen drogas
  • Asociación con iguales que están implicados en actividades organizadas en la escuela, recreativas, de ayuda, religiosas u otras
  • Resistencia a la presión de los iguales, especialmente a las negativas
  • No ser fácilmente influenciable por los iguales

 

 

FACTORES DEL ENTORNO

Factores de riesgo comunitario

  • Deprivación económica y social
  • Desorganización comunitaria
  • Los cambios y movilidad de lugar
  • Las creencias, normas y leyes de la comunidad favorables hacia el consumo de drogas
  • La disponibilidad y accesibilidad a las drogas
  • La percepción social del riesgo de cada sustancia

 

Factores de protección comunitario

  • Sistema de apoyo externo positivo
  • Oportunidades para participar como un miembro activo de la comunidad (oportunidades y refuerzos)
  • Descenso de la accesibilidad de la sustancia
  • Normas culturales que proporcionan altas expectativas para los jóvenes
  • Redes sociales y sistemas de apoyo dentro de la comunidad

 

 

 

7.1.3. Recursos

 

Incluimos también en este apartado la importancia de una buena identificación de los recursos sociales que existen en el entorno del paciente y de los que podría beneficiarse si no lo está haciendo ya. Nos referimos a programas de ayudas sociales, asociaciones, centros deportivos, etc.

Aprovechar los recursos del entorno es un importante factor a tener en cuenta que, además, incidirá determinantemente a la hora de que el paciente modifique su grupo de iguales, y sus relaciones sociales, en busca de entornos más sanos.

De igual modo, es clave el trabajo en red por parte de los profesionales implicados en el tratamiento del paciente cuando este realiza otros tratamientos o tiene acceso a otros servicios de la comunidad. La creación de canales de comunicación y coordinación a través de informes periódicos u otros sistemas permitirá evitar redundancias y mensajes contradictorios entre los diferentes especialistas. Además, evitará la posibilidad de que el paciente trate de manipular u ocultar información en los diferentes foros.

 

 

7.1.4. Estadios del paciente

 

Normalmente la evolución del paciente desde que realiza la demanda va a transcurrir por una serie de fases a medida que la intervención psicoterapéutica se vaya desarrollando:

 

  1. Estadio de negación. Es bastante frecuente que el paciente acuda al centro de tratamiento presionado por personas o situaciones apremiantes (familia, enfermedades más o menos graves, amenazas laborales, etc.) y que no admita que el consumo de sustancias psicoactivas sea un problema para él, reconociendo solo algún que otro exceso, pero afirmando que puede controlarlo sin mayores dificultades y que, además, no hace nada que no hagan el resto de los mortales. No hay, pues, un reconocimiento de problemas psicológicos relacionados con la dependencia, se muestra resistente al cambio, se justifica. Además, se siente incapaz de imaginar una vida sin la sustancia psicoactiva y no encuentra alternativas para afrontar su realidad.
  2. Estadio de reacciones depresivas. Hace poco que ha dejado de consumir sustancias psicoactivas y ha de afrontar una realidad que estás han enmascarado. Se siente inseguro, débil, incapaz por no poder encontrar soluciones válidas a sus problemas relacionales, familiares, laborales, económicos, sociales o sexuales que le cargan de culpabilidad y de angustia. Su sensación de incapacidad frente a la capacidad de los demás le lleva a un estado psicológico puede resultar peligroso para él y para el tratamiento, independientemente de que puedan existir posibilidades de autolisis.
  3. Estadio comunicacional. En esta fase el paciente comienza a soltarse y explicarse, narrando con más facilidad sus aventuras, sus sensaciones de invulnerabilidad con respecto a la sustancia psicoactiva, sus dificultades personales, los conflictos familiares que ha vivido, los engaños… El paciente ha ido saliendo del aislamiento que le producía el consumo. Poco a poco, y con menor ansiedad, va tomando conciencia de su enfermedad, de su dependencia. Asume una situación personal más o menos equilibrada y menos omnipotente, más realista y menos fantasiosa.
  4. Estadio de profundización. Siente la necesidad y también comienza a ser capaz de hablar acerca de su problema, de su esclavitud y sufrimientos, también de sus gratos momentos, eufóricos y de fiesta, de problemas físicos y psicológicos. Puede mostrar su vida, sus errores y aciertos a otros compañeros del grupo terapéutico.
  5. Estadio de aceptación. Se ha producido, o está a punto de hacerlo una interiorización, una asunción libre de su dependencia, de su enfermedad, además de una progresiva habilidad para afrontar acontecimientos y conflictos sin excesiva ansiedad. Mejora su capacidad para reflexionar, para buscar soluciones y tomar decisiones. Desarrolla una actitud más responsable, hábitos más saludables, los pensamientos referentes al consumo van disminuyendo y ya no tiene que recurrir a ellos para protegerse. Su “no” definitivo al tóxico es asumido internamente y de forma tranquila. La abstinencia no pesa, siente satisfacción por haber vencido la dependencia.