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¿Por qué se genera una adicción?

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Para responder a esta pregunta, y pese a que existen muchas investigaciones al respecto, hoy vamos a centrarnos en un enfoque práctico, basado en las opiniones de los propios consumidores y de los psicoterapeutas que trabajan con ellos en esa dura tarea que es alcanzar la abstinencia en el consumo de sustancias psicoactivas y mantenerla.

La adicción, según todos convienen, está causada por otro problema más profundo de la persona, al que no se siente capaz de enfrentarse. La estrategia que emplea para soslayar dicho problema, es el consumo de la sustancia.

Pero resulta curioso analizar por qué, para alcanzar esta finalidad, cada adicto elige un tipo de droga diferente. En este sentido, podemos decir que existen diferentes tipos de consumidores en función de los efectos que persiguen con el consumo de sustancias psicoactivas. Los que buscan activación, riesgo, o poder, sentirán predilección por los excitantes, como la cocaína, la nicotina, o la cafeína. Parecidas sensaciones pueden encontrarse con el desarrollo de ciertas actividades laborales que impliquen ese mismo nivel de riesgo, como invertir en bolsa, o aquellos empleos que conllevan mucha actividad, como los relacionados con la hostelería. Es por ello que, mirado por profesiones, estas se encuentran en los primeros puestos en cuanto a las actividades más frecuentes en los consumidores. Pero tomemos con mucho cuidado este dato. Obviamente ello no quiere decir que todas las personas que invierten en bolsa o trabajan como camareros consuman drogas.

Pero sigamos con nuestro análisis. Aquellos que desarrollaron una adicción en su búsqueda de tranquilidad, calma, y soledad, seguramente emplean depresores, como la morfina, la heroína, o la marihuana.

Quienes pretendian liberarse de prejuicios para, por ejemplo, relacionarse “mejor” socialmente, encontrarán en el alcohol una sensación de falsa seguridad y desinhibición, pese a que éste sea un depresor del sistema nervioso, que a las pocas horas llevará a la persona a sentir sueño y cansancio. Por su parte, consumirán habitualmente LSD y alucinógenos aquellos que tratan de experimentar una realidad alterada, alucinar.

Obviamente estos efectos se logran durante un período breve de tiempo; después, con el consumo prolongado sólo se alcanza una situación parecida a la que experimentaba antes de la adicción. Y finalmente, con la abstinencia, aparece el efecto contrario al pretendido, además del propio síndrome de abstinencia, es decir: ansiedad, angustia, aburrimiento, falta de estimulación, y dificultades mayores en relaciones sociales.

Ante todo ello, la sugerencia de los propios ex-consumidores, es que busquemos lo que deseamos donde realmente se halla, en lugar de perseguirlo en un espejismo.

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