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La crisis de opioides como el Fentanilo

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Recientemente han publicado todos los medios de comunicación que la Policía Nacional de La Rioja ha detenido en Logroño a una mujer de 38 años por falsificar hasta 240 recetas médicas, procedentes de facultativos del propio Logroño, Pamplona o Soria, con las que llegó a conseguir más de 10.230 pastillas de fentanilo en farmacias situadas en ciudades cercanas a la capital riojana.

¿Hay motivos para alarmarse?

En primer lugar, hemos de tener en cuenta que el fentanilo es un fármaco opioide cuyo uso principal es tratar y aliviar aquellos dolores que no responden a otros tratamientos analgésicos. Sin embargo, más allá del uso médico en España, el fentanilo también se comercia como droga ilegal por el bienestar y alivio que produce, aunque además puede generar aletargamiento, náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, problemas para respirar y pérdida del conocimiento, por lo que recibe el nombre de “droga zombi”. Esta calificación también se debe a la postura peculiar que genera en sus consumidores, ya que afecta a la musculatura, como expone el doctor Mikel Urroz Elizalde, del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Universitario La Paz: “Con la espalda arqueada hacia delante y con la cabeza y los brazos hacia delante”.

 

En segundo lugar, España es el segundo país que más emplea el fentanilo de toda la Unión Europea, sólo aventajado por Alemania. De hecho, en nuestro país se consumieron 124,6 kilos a lo largo de todo 2021, lo que supone el 11,8% del fentanilo consumido a nivel mundial. De hecho, desde 2018 hasta 2022, el número de personas que la han consumido se ha multiplicado por ocho, pasando del 0,3% al 2,2% de la población.

¿Cuáles son los problemas del fentanilo?

Entre sus peores inconvenientes hay que señalar que produce una fuerte tolerancia, es decir, cada vez se necesita una mayor cantidad para tener los mismos efectos y, si la persona quiere parar, llegan los signos de abstinencia: ansiedad, sudor, dolor de huesos, calambres e insomnio.

Además, conlleva un fuerte peligro de sobredosis puesto que la cantidad de fentanilo que puede provocar la muerte es mucho más pequeña que la de morfina (unas 100 veces menor). De hecho, en Estados Unidos desde hace años se vive una verdadera crisis de opiáceos que ha movilizado las políticas de salud del presidente Joe Biden creando una Coalición Global con más de 80 países con el objetivo de hacer frente a la amenaza de las drogas sintéticas. Y no es para menos, ya que anualmente los opiáceos dejan 80.000 muertos en el país.

El caso de los anestesiólogos

Por último, señalar el caso de algunos anestesiólogos que sí han llegado a desarrollar una adicción al fentanilo como consecuencia de haberse inyectado esta sustancia a la que tenían acceso desde algunos centros sanitarios.

Ciertamente, y pese a que el fentanilo está escrupulosamente controlado en la mayoría de los centros sanitarios, todavía quedan áreas donde se requiere una mayor supervisión.

Desde nuestro punto de vista, sería recomendable comenzar a implementar estrategias de prevención para evitar la crisis de opiáceos que ya ocurre hace años en otros países.

 

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