Con la autorización de los padres, me he propuesto dejar aquí constancia del tratamiento que estamos llevando a cabo con Víctor, un joven de 15 años diagnosticado con autismo, y que, en los últimos meses, ha inhibido muchas de sus habilidades sociales. Entre ellas, el habla.

Son varios los motivos por los que he decidido proponer a los padres de Víctor que publiquen este tratamiento:

1. Por una parte, la publicación forma parte del propio tratamiento. Es decir, la estamos empleando para motivar a Víctor a avanzar, planteándole que, su evolución será un ejemplo para otras personas que se encuentren en una situación parecida.
2. Por otra parte, creo que también puede servir de ejemplo para otras familias con situaciones similares.

La propuesta de la publicación del tratamiento se la hice a la familia de Víctor en la segunda sesión, una vez asimilé la situación de él y de sus padres, y esbocé un posible camino terapéutico.

En conclusión, decir que me voy a limitar a describir brevemente lo que va sucediendo en cada sesión terapéutica, con la esperanza de que Víctor pueda mejorar sus habilidades sociales y la ansiedad que experimenta en contextos sociales, como la madre verbaliza. Comencemos pues.

Víctor, de 15 años, acude a consulta con sus padres y su hermano pequeño. Camina con rigidez en las extremidades, el pelo le cubre todo el rostro hasta la barbilla. Se sienta apartado e inmóvil. Se diría que tiene miedo de que alguien se le acerque.

La madre cuenta que el motivo por el que acuden a la consulta es porque su hijo, que ha sido diagnosticado con autismo, está mostrando en los últimos meses altos niveles de ansiedad cuando sale a la calle, en el colegio y demás entornos en los que hay más personas. También presenta cada vez más problemas de habilidades sociales. Hace semanas que no habla con nadie, salvo un poco con sus padres.

La madre explica que Víctor comenzó a mostrar síntomas de retraimiento a los 9 años. Antes de eso, ni ellos ni los profesores notaron nada raro, cosa que a los padres les molesta porque piensan que si se hubiera diagnosticado antes el autismo se podrían haber tomado medidas con anterioridad. También expresa que a lo largo de la adolescencia, cada vez los síntomas han ido a peor.

Acude al colegio y sólo tiene un amigo (Mateo). También asiste a clase de psicomotricidad en el ARPA y a la asociación de Tudela de Autismo.

En base a esta información les propongo elaborar un plan de tratamiento y presentárselo el próximo día.